El pique Lourdes de los 70, reemplazo la antigua estructura de metal y hierro por una más moderna y colosal, al fondo el cerro de Paragsha, recuerdo haber jugado tantas veces cuando aún era permisible la vida tranquila y de barrio, de las pelotas de trapo y toboganes naturales de ichu y paja, de su viento frío y gélido que traslucia caritas rojas y resecas eternas.
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